26/6/10

Ostras

El mar no está aquí, pero de algún modo está en la sábana extendida sin una sola arruga. No necesita bramidos. Le bastaba para existir una bocanada de aire en la lisa cubierta, estaba preparado para vivir incluso a bordo de una cerilla. El mar no está aquí, pero el oscuro interior desprende campos de yodo, y el que un día abre una ostra se traga un espíritu y no lo olvida, ni la sal que a cada instante estuvo a punto de matar al espíritu.

Traducción de Luz Gómez García

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