El escultor sufrirá la misma maldición, y algo en su alma y en su ojo se acorchará.
Una violencia que supera al arte, que deja deformidades semihumanas. De una crueldad excesiva contra las cosas nace una fealdad semejante a la naturaleza humana. Hay algo doloroso o canalla en las criaturas de Scheib, o es el dolor mismo en otra lengua.
Han de emprender viaje si quieren salir de las fauces del estudio. Han de chocar con las piedras y el agua y exponerse a una inmensa bufonada y a bobadas de todos los colores, han de romper muchos muros antes de llegar y partirse la nariz en los muros.
Scheib salió en coche de Berlín Este hacia el Oeste, y ellas tuvieron que trepar y destrozarse en el muro.
Traducción de Luz Gómez García


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