8/1/11

Ven a mi cama

Desde el ordenador me llega: «Ven a mi cama». Dejo la pantalla encendida y pienso en las hojas de otoño que revolotean sin que el mensaje se acabe y sin que la lluvia acabe de traerlo.

La frase sin fin del otoño caerá entera en una sola noche y será más de lo que podamos comprender. Es la áspera libertad, que hace que el hombre no tenga que mirar su escupitajo o los restos de su dicha.

La áspera libertad, se oirá en el instante en que el viento llame.

El día será barrido junto con las mondas de numerosos periódicos y los bosques que se amontonan en las aceras, y en tu plato la comida petrificada habla de muchas noches sin placer, de la invitación que mató a Ofelia: «Ven a mi cama».

Traducción de Luz Gómez García

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