Sorprende que no se caiga. Es un perfecto remedo de sí mismo, es casi el X de antaño, pero él cree que es cuestión de sensibilidad, que si tuvieran más tacto no verían la diferencia. Si tuvieran más tacto, no pensarían en él como en el mero arte de dos maderos, dedicado a entrenar un leño para que se sostenga como una pierna. No le tomarían por un leño que baila.
Si tuvieran más tacto, sabrían que al bailar mata su cuerpo y su espíritu: una herida que se seca y deja de gritar se convierte en madera, y permite que un hombre venda su suerte por un par de leños. Ésa es la diferencia que nadie ve.
Traducción de Luz Gómez García
No hay comentarios:
Publicar un comentario