Como no es un pájaro, si no logra cantar sin instrumento no importa. Más terrible es el ángel que no grita en el poema de Rilke. Hablamos así de ángeles que no vuelan y no cantan y que yacen quizá con las piernas cortadas en la nave de una iglesia. Hay sin duda una voz futura del crimen y el arrepentimiento, tenemos que viajar fuera del tiempo para escuchar la voz terrible y mortal del amor humano.
Stockhausen mueve sus series por el suelo de la iglesia. Son hormigas electrónicas pero salen de la cripta latina sostenida por trompetas adelfas. Se mueven despacio pero lo oímos todo cuando las voces voladoras resbalan por los muros del tiempo o tropiezan con las tumbas latinas. Una tortura que no sabemos dónde ocurre, quizá son árboles desnudos fustigados de nuevo de noche.
Traducción de Luz Gómez García